Retrato de un país

I don't think you understand
There's nowhere left to turn
Walls keep breaking
Time is like a leaf in the wind
Either it's time well spent
Or time I've wasted
Don't waste it

Telescope - Cage the Elephant 

 

Hace casi treinta y cinco años, tan solo unos pocos meses antes de que naciera, se publicó un libro que tenía como finalidad hacer un retrato de la España de la época (‘Un día en la vida de España’). Y se hizo de una forma bastante original y primando la espontaneidad. Esto se debe a que concedieron a cien de los mejores reporteros gráficos del mundo un total de veinticuatro horas para que aportaran fotografías novedosas y originales, en vez de permitirlos tirar de archivo. 

Ese libro y radiografía de la España de finales de los ochenta se convirtió, con el tiempo, en un sospechoso habitual de las estanterías de muchos de los hogares de nuestro país, junto a otros lomos, fotografías y souvenirs. Pues bien, con ese hito en mente y avanzada toda una generación, PHotoESPAÑA y La Fábrica, con la ayuda de Turespaña, han editado un nuevo volumen que pretende actualizar el anterior. Para ello han contado, además de con trabajos de algunos de los mejores fotógrafos españoles contemporáneos (Ana Amado, Matías Costa, Luis de las Alas, Cristina García Rodero, Sofía Moro, Miguel Trillo, Carlos Spottorno, Gloria Oyarzábal, y un largo etc), con algunas fotografías de unos pocos aficionados, premiadas y elegidas por un jurado profesional, y entre las que se encuentra una mía. 

La verdad es que da un poco de vértigo figurar junto a todos ellos en el que quizá se convierta en otro clásico con el paso de los años. O quizá no ocurra así, este otro monográfico no llegue a tener tanto éxito como el anterior, y se convierta solamente en una especie de reliquia o documento que interese poco más que a algunos coleccionistas o curiosos jugando a hacer un poco de arqueología. El vértigo intacto, vaya. 

También da un poco de impresión pensar en cuánto habré cambiado para entonces, dentro de tres décadas aproximadamente. Cuando pueda pensar en este libro con otra perspectiva bien distinta ya, saboreando otras sensaciones maceradas por el paso del tiempo, y por el hecho de haber sido testigo privilegiado de una dialéctica generacional que puede llegar a interpelar, en ese momento futuro, hasta a tres generaciones distintas. Significará que soy irremediablemente viejo, claro. Pero sobre este dilema ya nos advirtieron Cage the Elephant. Y yo, la verdad, en días como estos pienso que sí estoy aprovechando bien el tiempo.