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From the late 19th century until the 1980s, there were consistent and significant reductions in the number of hours that full-time workers devoted to work in Europe. However, a clear historical shift occurred in the 1980s: since then, full-time workers have continued working roughly the same number of hours per week up to 2022, as seen in Figure 1. Why do regular workers continue working the same number of hours despite technological advancements and productivity gains? This is one of the questions addressed in a recent study by the Joint Research Centre of the European Commission. Only if we include part-time workers in the analysis (see Figure 3 in the cited study) can we observe a continuation in the historical trend of working time declines for the average worker. Although, even in this case, there is a clear slowdown from the 1980s compared with previous periods. This implies that part-time work has played a key role as the main driver of aggregate reductions in working time in recent decades in Europe. (...) (Full article in Social Europe).


Buenos tiempos para el cliché:
la antipolítica y sus demonios

Quienes ordenaron cerrar colegios y universidades antes del azote de la DANA y quien llegó horas tarde al comité de emergencia porque se alargó una sobremesa. Quienes emiten alertas a tiempo y quienes no. Quienes dotan de recursos a instituciones científicas y centros de emergencias (que ayudan a conocer, anticiparse y reaccionar adecuadamente) y quienes los cuestionan (ya sabéis, chiringuitos) y recortan o cierran. Quienes aceptan el juego democrático y asumen las derrotas electorales deportivamente y quienes consideran que los resultados salidos de las urnas son ilegítimos o promueven conatos de golpes de Estado. Quienes responden ante casos de abusos sexuales o corrupción en sus filas largando a las manzanas podridas y quienes las justifican o encubren durante años. La lista de ejemplos sería interminable. Y en casi todos los casos podríamos hasta discutir qué conviene más y menos. Lo que es indiscutible, en cambio, es que unas decisiones y otras tienen consecuencias radicalmente distintas. Por eso el tópico de que ‘todos los políticos son iguales’ es delirante

Yo entiendo que es un discurso, el de la antipolítica, atractivo y tentador. Porque ofrece respuestas cómodas y fáciles para explicar problemas complejos. Porque apela a la épica y la pulsión tribal del ‘nosotros’ frente a ‘ellos’. A la estrategia, siempre interesada, de crear chivos expiatorios cada vez que nos vienen mal dadas. También porque sirve para que, cuando son los de nuestra cuerda quienes yerran, la responsabilidad y la culpa se diluyan fácilmente. Y ya en un terreno más profano, cuando cuesta más presuponer la existencia de intereses espurios por parte de nadie, simplemente porque el cliché funciona bien para arrancar el aplauso fácil y llegar a un acuerdo de mínimos con otros. Por eso quedan tan bien esta clase de mensajes tanto en discusiones ligeras de barra de bar como en stories, plazas públicas en las que buscamos la aprobación del resto. Es una forma sencilla y gratuita de canalizar, en momentos críticos, la ira y la rabia. Una forma que, además, nos exime automáticamente de cualquier sospecha de culpa. Por todas estas razones, se trata de algunas de las frases hechas, convertidas en lugares comunes, más manidas. Que muchos todavía se creen originales repitiendo algunos de los tópicos más manoseados. Es como la juventud, que siempre va a peor. Siglos con la misma retahíla, generación tras generación, y yo ya no me explico cómo nos mantenemos erguidos o vivimos cada vez más años si tanto esfuerzo como intelecto no hacen otra cosa más que menguar, según dicen. (...) Seguir leyendo

A Julio lo conocí cuando daba mis primeros pasos torpes en esto de la investigación. Por aquel entonces, mi tremenda inseguridad chocaba frontalmente con su confianza, sus amplios conocimientos y la severidad en la crítica, tan vehemente como constructiva. Era como si estuviéramos en planos diferentes y que no llegarían a tocarse nunca. No importaba el tiempo que pudiera transcurrir desde entonces: la aproximación a su figura iba a ser siempre desde la admiración. Pero esa severidad y esa altura chocaban también con el humor y la amabilidad de las que hacía gala sobre todo en las distancias cortas, lo que terminaba añadiendo el cariño a la ecuación. (...) Seguir leyendo.

me obsesiona esta casa de Fernando Cassinello. Parece un barco incrustado en el extremo más tranquilo del pueblo, donde colisionan las líneas suaves de las lomas peladas y el mar con las facciones duras de las rocas y la estructura de hormigón. Tiene un jardín trasero que es casi todo vegetación y sombra que podría ser escenario y lugar de recreo de los protagonistas de una película de sobremesa, una piscina que se funde con el océano y una de las mejores vistas del lugar. 

un rincón que debió convertirse en una muestra clara de ostentación y que luce ahora decadente y descuidado, lo que no hace más que estirar el mito y la imaginación. Que dice poco del presente y mucho de las historias y las tardes de ensueño en las que debió ser cómplice y anfitriona. Por cada grieta y cada trozo de pintura u óxido de ahora, los conatos de una conversacion entrecortada y a gritos, las carcajadas y pelotazos y el sonido de los alevines de la casa tirándose a bomba de entonces. 

el año pasado la piscina aún seguía llena. 💔 (...) Seguir leyendo


Las parejas heterosexuales igualitarias que desarrollan un reparto realmente equilibrado de tareas y cuidados en el hogar (realmente equilibrado, no las que celebran que el hombre ayuda o loan la figura de la supermamá, sugiriendo así, de una forma más o menos amable, bienintencionada y velada que el grueso de las tareas, por defecto, les corresponden fundamentalmente a ellas) siguen siendo una rareza. 

Mucha gente, incluso entre quienes se abonan a la retórica de la modernidad, esconden tras ella arreglos mucho más tradicionales: el mito de la pareja igualitaria proyecta una imagen deseada por muchos/as y oculta un tipo de subordinación femenina que cuesta tolerar en pleno siglo XXI. La igualdad llega mucho antes a la esfera pública que a la privada. Otros, los menos proclives a la causa, recurren a la falacia naturalista y al esencialismo de género (ellas están mejor preparadas/ predestinadas para ello) para justificar estos desequilibrios y seguir negando lo obvio: que muchos se sienten con derecho al trabajo de la mitad de la población. 

¿Por qué sigue ocurriendo esto, fuente inagotable de insatisfacción y conflictos? Spoiler: la división del trabajo desigual por razón de género no tiene bases biológicas, sino culturales e ideológicas. (...) Seguir leyendo

La Cartuja es un paraje un poco marciano. Un erial retrofuturista que se refleja sobre la ciudad vieja, que bulle al otro lado de la dársena del Guadalquivir mientras aquí parece que la gente hiberna. Fichan y huyen, pero nadie pasea. Un viaje al futuro proyectado sobre 1992, cuando España rebosaba de optimismo. Y que terminó de aquella manera, consolidándose como la metáfora de un país en crisis y que no termina de levantar cabeza.

Donde conviven auténticos emblemas arquitectónicos y ruinas. Un convento medieval, estadios y montañas rusas venidas a menos. Mobiliario urbano de diseño y descampados. Muchos descampados combinados con los esqueletos de algunos edificios que no llegaron a albergar vida jamás. Hierro oxidado, matorrales y palmeras. Naves espaciales y, al poco, unos chavales aprendiendo a torear. Un rascacielos a lo lejos y, sobre su sombra, los cadáveres de grandes obras públicas planificadas en los ochenta. Porque los ochenta, que al igual que este espacio condensaron tradición e ilusión de modernidad, realmente terminaron aquí y en 1992, con la que fue quizá su obra cumbre: una ciudad sobreproducida, extravagante y hortera. (...) Seguir leyendo

¿Qué tipo de empleos han crecido más en España y Europa en las últimas décadas? ¿Ha habido polarización del empleo (aumento del peso relativo de los mejores y peores empleos con respecto a los intermedios) o mejora estructural (aumento del peso relativo de los mejores empleos)? ¿Han sido estas tendencias constantes o han cambiado en distintos periodos?

La existencia de una pauta u otra de cambio ocupacional (polarización, mejora o empeoramiento estructural) tiene importantes consecuencias económicas y sociales. Estos patrones de cambio reflejan distintas pautas de desarrollo, cambio técnico y especialización en la división internacional del trabajo, y generan diferentes oportunidades en términos de empleo, calidad del trabajo y movilidad social. Es por eso que se trata de un tema que lleva interesando décadas a muchos científicos sociales (algunas referencias ya clásicas se pueden consultar aquí y aquí).

En un artículo reciente actualizamos la evidencia sobre el cambio ocupacional en ocho países europeos, cubriendo el periodo 1997-2021. A continuación, mostramos algunos de los resultados principales, con el foco sobre España en comparación con las tendencias a nivel europeo, para finalmente discutir sobre sus implicaciones generales y en términos de política pública. (...) Seguir leyendo

Hace casi treinta y cinco años, tan solo unos pocos meses antes de que naciera, se publicó un libro que tenía como finalidad hacer un retrato de la España de la época (‘Un día en la vida de España’). Y se hizo de una forma bastante original, primando la espontaneidad. Esto se debe fundamentalmente a que concedieron a cien de los mejores reporteros gráficos del mundo veinticuatro horas para que aportaran fotografías novedosas y originales, en vez de tirar de archivo. 

Ese libro y radiografía de la España de finales de los ochenta se convirtió, con el tiempo, en un sospechoso habitual de las estanterías de muchos de los hogares de nuestro país, junto a otros lomos, fotografías y souvenirs. Con ese hito en mente y avanzada roda una generación, PHotoESPAÑA y La Fábrica, con la ayuda de Turespaña, han editado un nuevo volumen que pretende actualizar el anterior. Y para ello han contado, además de con trabajos de algunos de los mejores fotógrafos españoles contemporáneos (Ana Amado, Matías Costa, Luis de las Alas, Cristina García Rodero, Sofía Moro, Miguel Trillo, Carlos Spottorno, Gloria Oyarzábal, y un largo etc), con algunas fotografías de aficionados, premiadas y elegidas por un jurado profesional, y entre las que se encuentra una mía (...). 

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Porque tiene algo en común con Memorial Drive, de Natasha Tretheway: es conmovedora, te toca dentro… pero sin un ceder espacio a la sensiblería. La mayor parte de la cinta, de hecho, es una historia sin un hilo ni móvil aparentes: escenas familiares estivales típicas y realistas, con las que cualquiera podría estar familiarizado. 

Porque de algún modo trata sobre cómo un padre trata de dar a su hija lo que él nunca tuvo. De forma más genérica, trata sobre cómo los padres y las madres tratan de llenar los huecos y vacíos con que se encontraron en su vida y tanto desgaste, problemas y huellas provocaron. Quizá hoy día se hable más de las herencias directas (de tal palo tal astilla) que de estas pequeñas herencias inversas y escudos, que son realmente lo que llena de épica a nuestra cotidianeidad. Y para demostrarnos que el padre tuvo una infancia complicada no nos aburren detallando su biografía ni tiran de recursos fácilmente emotivos, sino que lo revelan en una sola escena, en la que la hija trata de ponerse en el lugar del progenitor cuando tenía su edad y le pregunta qué le regalaron entonces sus padres por su cumpleaños. A lo que él la contesta, simplemente, que no se acordaron (...). 

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