Cassinello y el mar
me obsesiona esta casa de Fernando Cassinello. Parece un barco incrustado en el extremo más tranquilo del pueblo, donde colisionan las líneas suaves de las lomas peladas y el mar con las facciones duras de las rocas y la estructura de hormigón. Tiene un jardín trasero que es casi todo vegetación y sombra que bien podría ser escenario y lugar de recreo de los protagonistas de una película de sobremesa, una piscina que casi se funde con el océano y una de las mejores vistas del lugar.
un rincón que debió convertirse en una muestra clara de ostentación y que se muestra ahora decadente y descuidado, lo que no hace más que estirar el mito y la imaginación. Que dice poco del presente y mucho de las historias y las tardes de ensueño en las que debió ser cómplice y anfitriona. Por cada grieta y cada trozo de pintura u óxido de ahora, los conatos de una conversacion entrecortada y a gritos, las carcajadas y pelotazos y el sonido de los alevines de la casa tirándose a bomba de entonces.
el año pasado la piscina aún seguía llena. 💔